No seré yo quien no defienda el lenguaje: lo que se puede alcanzar y transmitir con él… pero ¿y nuestro cuerpo? Siempre que hablamos de la «comunicación no verbal» pensamos en lo que transmitimos o dejamos de transmitir. Es decir, pensamos en el otro, en cómo se nos recibe.
Sin embargo, me parece apasionante la idea de que entrenar «nuestra comunicación no verbal» puede provocar efectos positivos en nosotros mismos. Vamos que casi es un arte al alcance de pocos… «el arte de provocar en nosotros los efectos deseados». Tremendo reto.
No lo digo yo, palabra de TED 🙂