Con el siguiente vídeo se demuestra, que siguen existiendo maestros (aunque el tipo que propina tal paliza debería ser nombrado de otra manera) que se creen que la escuela es un campo de batalla y piensan que propinando una paliza a un crío va a solucionar un conflicto que haya surgido en el aula.
Evidentemente un maestro debe ganarse la autoridad, peor no a tortas, en mi opinión la autoridad se gana día a día y de muchas maneras diferentes a un puñetazo o un grito, somos maestros, ejemplo para nuestros alumnos.
Bueno, cualquiera que conozca de refilón el sistema educativo en Marruecos y en muchos otros países (China, por ejemplo) de donde son originarios los niños extranjeros -o sus padres- en España, sabe que el castigo físico allí se emplea y que es piedra angular del miedo al profesor. En general, y por lo que he podido saber durante el tiempo que me dediqué a investigar eso, sé los padres de estos chicos prefieren el modus operandi de los profesores españoles porque tratan mejor a sus hijos, pero al tiempo lamentan de su falta de autoridad. Los niños que han conocido el sistema educativo marroquí y luego vienen aquí saben que chotearse de un profesor no acarrea ninguna consecuencia… y muchos lo hacen. Porque respetaron a base de palos. Por cierto, que eso debería resultarnos familiar a los españoles, que adolecemos de lo mismo (seguramente en menores dosis) y carecemos de cultura cívica (digamos que necesitamos un policía cada uno para comportarnos como buenos ciudadanos).
La autoridad del profesor ha de venir avalada por su buenhacer en el aula y por un entorno social (familia, gobierno, etc.) que respete y apoye su gestión, sin perjuicio del control necesario para que evitar que situaciones de maltrato físico o moral se produzcan. Por cierto también, que los padres de origen extranjero son más respetuosos con la gestión del profesor que los nacionales.