Se trata de un niño con parálisis cerebral integrado en un aula ordinaria. Es probable que recordeis su caso, ya que ha salido en varios medios de comunicación.
Puesto que me parece un gran ejemplo a todos los niveles, quería compartirlo con vosotros.
«La integración educativa es posible»
Curiosamente muchos otros alumnos en nuestras aulas tienen barreras emocionales o «ruidos» que limitan el aprendizaje. Sienten inferioridad, soledad, de aíslan o sienten otros complejos físicos que les impiden seguir el ritmo de la clase…. Por eso como profesores debemos empujar al grupo hacia la misma dirección … como Noé en el Arca… Todos caben en nuestra clase . Identifiquémos al débil y démosle más REFUERZOS ++
Me ha encantado el vídeo, yo la verdad que no le había visto en los medios de comunicación y me ha emocionado.
Para mi la integración educativa es posible ya que me parece positivo para la adaptación del alumno con necesidades, como para el resto de sus iguales para que aprendan a convivir con las diferencias, la tolerancia y la solidaridad, son algunos de los valores que se ponen en juego en ese momento.
La experiencia de compartir desde tan pequeñitos experiencias con compañeros con diversas necesidades, produce adultos que se relacionan de otra manera con las personas que tienen necesidades especiales.
Es una maravilla ver el derroche de cariño que nace de los niños. Está claro que los alumnos con discapacidad, espina bífida, retraso curricular, hiperactividad… etc suponen una actitud diferente ante la vida. Pienso que los profesores debemos ser los primeros en entregarnos a la atención a estos alumnos, porque somos el modelo de conducta y de armonía. Es educar para la tolerancia, para la paz, y para saber vivir en comunidad. Porque nadie estamos libres de las enfermedades.